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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


martes, diciembre 02, 2008

Fhir a'bhàta (subiré las montañas)



Henry White fue un escocés emigrado a Estados Unidos, que luchó en el bando conferderado. Jamás abandonó sus tradiciones y recopiló un conjunto de canciones tradicionales gaélicas bajo el nombre de "The Celtic Lyre". Una de las más populares y versioneadas es "Fhir a'bhàta" (Oh, mi barquero).

domingo, noviembre 30, 2008

El malestar y el desarraigo



Como el bueno de Silva no quiere poner sus poderosas rabeladas en youtube, en lugar de almacántaro pongo a odres, mucho más descafeinado, donde vamos a parar.

Siempre me pasa cuando llega la época de los exámenes, pero este año siento un especial malestar: siempre he dicho que yo debería pagar por el privilegio de enseñar, pero lo mal que se pasa cuando estás en la obligación de evaluar a personas sin otro objeto que decidir funcionarialmente si el proceso de aprendizaje de un alumno está de acuerdo con lo que la administración exige para expedir un título académico homologable, eso justifica con creces mi salario.

Muchos de los alumnos a los que he suspendido siendo totalmente coherente con lo que origina mi sustento, son en realidad personas de gran calidad. Y probablemente no han mostrado rendimiento por razones contextuales. Actúo con todo mi leal saber y entender, poniendo pasión en lo que hago, pero eso no me resta de quedarme siempre con algún regusto de culpabilidad.

Afortunadamente siempre me cura el hecho de que vuelvo al lugar donde procedo y que entiendo. Ya me queda menos para pasar por la librería del Burgo, tomar sopas de ajo en el jauja, las "cenas de empresa" en casa de Pachi, o de Luis, que se emancipa (ya era hora). Ya me queda menos para encontrar primos cuartos que siempre se interesan por tu vida y te piden tomar un café, si los ves de mañana, o el pacharán, si por la noche.

Duele mucho vivir lejos, sin nadie de los tuyos cerca. Duele mucho no poder cuidarlos, pero me dolería más que no me doliera. Ya queda menos